Fernando Trujillo Sáez, Universidad de Granada
Las redes sociales llegaron a España en un momento de madurez profesional de muchas docentes a comienzos de la década de 2010: la confianza en la capacidad transformadora de la tecnología así como una fase de crecimiento importante de la inversión educativa parecían aventurar un futuro prometedor de las tecnologías de la información y la comunicación en la escuela.
En este sentido, es interesante ver la confluencia en España de tres factores en torno al año 2009: la aparición del Programa Escuela 2.0, la llegada de Twitter en español y el auge de la investigación sobre redes sociales y profesorado, como se observa en el siguiente gráfico:
De los blogs a los hilos
Así pues, desde 2009 en adelante una parte importante del discurso educativo generado por docentes se traslada a las redes sociales en detrimento de las revistas de divulgación educativa o científicas, que hasta entonces eran los principales altavoces para el debate y las propuestas educativas innovadoras.
Es más, si bien a principios de la década de 2010 el discurso educativo tenía el soporte de webs y blogs, gradualmente el discurso pasa a crearse y difundirse directamente en las redes sociales, ya sea mediante “hilos” de Twitter, mensajes en muros de Facebook, memes e imágenes en Instagram e incluso vídeos de Tik Tok en los últimos años.
Este proceso de digitalización del discurso educativo es paralelo a la incursión de las redes sociales en la vida de la población en España: el 93 % de la población se considera internauta y un 85 % de estos internautas son usuarios de redes sociales, con una importante presencia de WhatsApp, Facebook, e Instagram, seguidos de YouTube, Twitter y, con un fuerte crecimiento, TikTok. El profesorado, por tanto, no es ajeno a estas nuevas prácticas comunicativas.
Usos de las redes en educación
Podemos detectar diferentes usos de las redes sociales por parte del profesorado en relación con el debate educativo. En concreto, podemos distinguir cuatro perfiles de prácticas comunicativas de docentes en las redes sociales: la lectura, la narración, la argumentación y el “puenteo”.
- El perfil de lectura evita la publicación y prefiere participar en las redes solo como lector o lectora, mostrando a veces preocupación por la posible imagen que podría ofrecer de sí mismo en las redes o incluso rechazo a una cierta percepción de crispación en estas plataformas.
- El docente narrador de experiencias utiliza las redes para mostrar qué situaciones genera en su aula, qué materiales utiliza y qué producciones realizan sus estudiantes. Este perfil rehuye la confrontación y muestra un perfil ideológico intencionadamente neutral, centrado en la práctica educativa pero sin entrar necesariamente en debates sobre políticas educativas u organización del sistema educativo.
- El creador de opinión en temas educativos ejercita su capacidad argumentativa y pretende persuadir o convencer acerca de la validez de sus posturas a otros docentes o personas interesadas en la educación. Para ello evoca principalmente su experiencia docente como argumento de autoridad –sin que esto signifique tener que recurrir, como sí hace el perfil narrador, a mostrar evidencias de su propia práctica docente o de análisis de su realidad para apoyar sus argumentos–. En muchos casos, además, este perfil de creador de opinión ha saltado a los medios de comunicación generalistas, que lo utilizan para reducir el rico debate educativo a una confrontación entre posiciones extremas.
- El agente de transferencia se caracteriza como profesional con experiencia, agente de innovación educativa y experimentación metodológica, y promotor del uso de tecnología educativa en sus entornos. En redes sociales, estos “docentes puente” buscan a otros colegas con voluntad de progreso, generosos, positivos y optimistas con quienes están dispuestos a aprender, generar nuevas ideas y compartir proyectos.
Las cuatro claves colaborativas
Este cuarto perfil, además, cumple con cuatro rasgos clave para que la colaboración docente a través de las rede sociales genere mejoras en la institución educativa:
- La colaboración debe estar centrada en el desarrollo de conceptos educativos que conduzcan a cambios posteriores en la enseñanza.
- Entre los participantes debe haber percepción de expertise, es decir, de competencia profesional.
- Debe existir afinidad entre los participantes, muchas veces promovida por una cierta homofilia (similitudes en edad, años de experiencia, nivel donde se imparte clases o áreas de conocimiento, entre otros factores).
- Es necesario reforzar las tres claves anteriores con la proximidad física entre los participantes, tras el contacto en línea que tiene lugar a través de las redes sociales.
Encuentros físicos
En este sentido, estas cuatro claves colaborativas de los “docentes puente” se vieron reforzadas, a lo largo del decenio 2009-2019 y hasta la aparición del COVID-19, con la realización de encuentros que garantizaban el principio de proximidad.
Estos encuentros fueron organizados de manera horizontal por estructuras como Aulablog, Novadors o EABE y permitieron que esos docentes pudieran desarrollar presencialmente las conversaciones que generaban a través de las redes sociales.
Es decir, en cierto sentido estos colectivos y encuentros funcionaban como redes (sociales) descentralizadas para dar apoyo a “docentes puente” que se unían para buscar consejo, resolver inquietudes y diseñar proyectos comunes.
De la misma forma, la Administración pública utiliza la estructura institucional para promover objetivos similares a las redes descentralizadas con redes institucionales, como la Xarxa de Competències del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya.
Una red local y real
Así pues, las redes sociales permiten distintas prácticas comunicativas y de desarrollo profesional al profesorado: lectura, narración, argumentación o “puenteo”.
Sin embargo, las redes sociales por sí mismas no son suficientes para la transformación educativa que generan los “docentes puente”: necesitamos una red de contactos más local, más centrada en el debate que genera proyectos de cambio y que esté basada en la confianza y el respeto hacia los compañeros y compañeras docentes con quienes interactuamos.
Si no es así, las redes sociales se convierten solo en espejos de nuestros egos y nuestros problemas, y no en puentes para la mejora colectiva de la educación.
Fernando Trujillo Sáez, Profesor titular de universidad en la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta, Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.